Por Pauline Walker
¨Todo comenzó por el 2017, cuenta Flor, quería conectarme con esas mujeres artesanas, tan sabias, que vienen practicando su oficio con las técnicas heredadas de generación en generación. En esos territorios en donde la naturaleza les provee la materia para su arte. Por eso en donde hay llamas y ovejas, tejen su lana. Dónde crece la palma, crean cestas; y dónde crece el chaguar, hilan con chaguar¨. También nos señala, casi como una sentencia: ¨que sin territorio no hay artesanía¨, con una llamada a tomar conciencia de la importancia de respetar la naturaleza, ya que muchas comunidades tienen cada vez, mayores dificultades para poder llegar a la materia prima con la que históricamente trabajaron.
¨El acercamiento a las diferentes comunidades de artesanas no es casual; está apoyado en un proceso de investigación que sustenta las diferentes propuestas, sigue Flor, buscamos poner en valor los saberes de las comunidades. Por eso cada destino es un proceso vivo. Todas las ediciones tienen algo nuevo, hasta las mismas artesanas, aunque den el mismo taller, no son las mismas en cada viaje; la experiencia se alimenta con la personalidad y sensibilidad que aporta el grupo, los intereses compartidos, lo que surge en la ronda de mujeres – artesanas y viajeras – que interactúan conectándose con creatividad desde su corazón.
En el norte de nuestro país aún se conversan muchas ceremonias y festividades ancestrales. Sin embargo, una que tiene una importancia muy especial es la ceremonia de la Pachamama, la cual se celebra en el mes de agosto; el año nuevo de la siembra. Un momento para agradecer a la madre tierra, para reflexionar y tomar conciencia de su cuidado.
Hacia allí rumbea la propuesta de esta tribu, un viaje al corazón de Jujuy, con muchas propuestas como todos los viajes Abra para habitar los paisajes desde la originalidad que ofrece cada territorio.