Llega el otoño y muchas personas se tientan con las tijeras de podar. Pero cuando se trata de hortensias, hay un detalle clave que no podés pasar por alto: no todas se podan igual.
De hecho, si te apurás a podar sin saber qué tipo tenés, podés quedarte sin flores en primavera. Literal. Acá te contamos todo lo que tenés que saber.
Primero lo primero: ¿qué tipo de hortensia tenés?
Hay dos grandes grupos que se comportan distinto a la hora de la poda:
- Hortensias macrophylla (las más clásicas, de flores redondas y colores intensos). Estas florecen sobre las ramas del año anterior. ¿Qué significa eso? Que si las podás ahora en otoño, estás eliminando las futuras flores. Así que en este caso, mejor esperar: lo ideal es podarlas apenas termina su floración, o en el invierno siguiente pero con cuidado de no cortar demasiado.
- Hortensias paniculata (de flores más alargadas y aire silvestre)
Estas sí podés podarlas en otoño, porque florecen sobre ramas nuevas. Eso sí, hacelo con suavidad, no es necesario rebajar toda la planta. Una poda ligera basta para darle forma y mantenerla saludable.
¿Y si no sabés qué variedad tenés?
En ese caso, la regla de oro es: esperá a después de la floración. No hay error posible. Podar justo después de que se caen las flores es una estrategia segura para no afectar la producción de la temporada siguiente.


Tips extra para la poda de hortensias
- Usá tijeras bien afiladas y limpias para no dañar la planta.
- Retirá ramas secas o muy débiles, eso siempre ayuda.
- Si tu hortensia está muy crecida, podés reducir un poco su tamaño sin miedo, pero siempre evitando cortar todas las ramas floríferas si no es una paniculata.
Cómo potenciar el color de las hortensias
Románticas, delicadas y tan alegres como nostálgicas, las hortensias regalan floraciones espectaculares en los meses de verano con cabezuelas enormes que pueden ser de color rosado, azulado, lila y hasta blanco.
Las hortensias más difundidas y que más se cultivan corresponden a la especie macrophylla, nativa de Japón y de la que proceden la gran mayoría de las variedades cultivadas hoy en día.
Esta planta tiene una gran particularidad que la distingue de otras especies: sus flores pueden cambiar de color según el pH del suelo.
- Si es ácido, viran hacia el azul.
- Si es alcalino, hacia el blanco.
- Si es neutro, más rosadas.
Esta particularidad no es un dato menor, ya que, con los compuestos químicos adecuados (nitrato de calcio, nitrato de amonio, sulfato de potasio) podemos forzarlas a adquirir el tono deseado y potenciar su color.
Pero es en las variedades de flores azuladas que podemos aprovechar y potenciar el color. Para eso, va a ser necesario mantener el sustrato con un pH ácido (de 4,5 a 5).
En el mercado actual hay una amplia variedad de productos ya preparados para este fin. Sin embargo, también se puede ir por alternativas más caseras como regar dos o tres veces por semana con soluciones de sulfato de aluminio en agua (10 g en 5 litros de agua).


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