Ella es Ana Murature pero muchos la conocemos por “Anita”, periodista y paisajista. Hace dos meses creó una escuela de jardinería itinerante que busca acercar el oficio de Jardinero/a y educar en la adquisición de mas conocimientos para mejorar tus espacios verdes y hasta crear tu propio emprendimiento.
“La cuarentena hizo que valoremos mucho más los espacios exteriores y esta es la mejor época para planificar nuestros jardines”, cuenta Murature en diálogo con De Raíz.
“Creé la escuela con la idea de dar clases y capacitar a la gente en jardinería básica y por qué no, permitirles generar un oficio. Todo esto apoyado por empresas, municipios y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que quieran becar a distintas personas de la comunidad, En plena pandemia se hace complicado salir y entonces la escuela itinerante se tuvo que convertir en una escuela online”, explica la periodista.
Murature sostiene que “es difícil capacitar en jardinería porque esta requiere práctica, por eso decidí empezar con talleres amateurs, para quienes quieran iniciarse en cuestiones como las huertas o la poda. Para eso reunimos a diversos técnicos y especialistas en variadas materias”.
El primer taller que dictarán el miércoles 23 de junio a las 18 horas (el mismo ya está completo pero se puede reservar lugar para los próximos) es sobre poda de árboles. El mismo está a cargo del ingeniero agrónomo Carlos Anaya, arboricultor reconocido internacionalmente, con 32 años de trayectoria en espacios públicos de Buenos Aires.
“No son costos elevados y la idea es cubrir los honorarios de los profesionales y reservar algo de dinero para viajes y hotelería cuando sea necesario el traslado a algún lugar”, remarca Anita.
Otro de los talleres que prepara Murature es sobre producción de aromáticas y su uso en jardines terapéuticos. El mismo lo dictará junto a Ana María Molina, doctora en Ciencias Biológicas, el próximo sábado 3 de julio.
Acerca de la poda, Murature considera que es un aspecto fundamental a atender: “Llega el invierno, las hojas se empiezan a caer y la gente se vuelve loca, ya sea porque la hoja le provoca suciedad o porque se le acumula en la vereda. Tenemos un concepto arraigado en nuestras costumbres que consiste en que ni bien empiecen a caer las hojas hay que podar los árboles, porque si los podás, evitás que se ensucien las veredas y crecen más fuertes; pero es un concepto errado, porque las hojas pueden cumplir una función vital al servir de “mulching” o acolchado, o bien como proceso de mejora de la tierra”.
La periodista especializada relata que con el crecimiento de las ciudades las veredas casi no tienen tierra, entonces se ha perdido la franja verde, por ende las hojas pasan a ser una molestia. Sin embargo, aclara, “no tenemos arraigada la costumbre de que con esas hojas podemos hacer compost, ya sea en un balcón, en una terraza o en el fondo de una casa. O bien se pueden guardar en una bolsa de determinado color para que el recolector de basura las lleve y se haga un compostaje en la unidad del Ceamse (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado)”.
Entonces ¿Por qué hay que esperar que los árboles pierdan las hojas? “Porque estos se alimentan hasta el momento en que entran en modo hibernación, y para cuando despierten en la primavera tendrán hambre, entonces sacarán sus hojas para hacer la fotosíntesis. Pero si los podamos cuando están entrando en proceso de dormición les quitamos la posibilidad de juntar su último alimento, lo que hará que luego despierten debilitados y cuando quieran sacar hojas no tengan ramas”, responde Anita Murature,
“Toda esa poca energía que les quede, los árboles la volcarán en sacar ramas, y así de cada corte que hagamos saldrán más ramas de las que queremos, lo que nos dará un árbol más frondoso y mas grande que tendremos que volver a cortar. Esto es lo que hace que el árbol se debilite y le bajen las defensas, permitiendo la entrada a los virus y bacterias desde los cortes que tengan los árboles, los cuales además se hacen mal”, agrega.
Por ende, la muerte del árbol es un proceso, muchas veces iniciado por nosotros mismos. “Por eso hay que entender que los árboles no se podan, y si se podan, se hace por una cuestión de formación, para evitar que algunas ramas molesten o intercedan con el cableado eléctrico. Pero esas ramas deben cortarse de un modo determinado. Por lo general los municipios mochan o decapitan los árboles creyendo que con eso tendrán la solución cuando el año que viene tendrán más ramas y más problemas”, resalta la periodista.
Para recibir más información acerca de los talleres que se dictan en la escuela de jardinería itinerante, pueden enviar un correo electrónico a escueladejardineriaitinerante@gmail.com