Aunque hoy nos parezca una tendencia moderna, las terrazas verdes tienen siglos de historia. Los Jardines Colgantes de Babilonia ya sorprendían en el 600 a.C., y los pueblos nórdicos cubrían sus casas con pasto para mantener el calor en invierno. La idea de aprovechar el techo como espacio vivo es, en realidad, bastante ancestral.

Una terraza verde no es solo estética:
Aislación térmica: puede marcar hasta 7 °C de diferencia en verano.
Menos ruido: amortiguan hasta 8 dB, un verdadero alivio para la ciudad.
Agua controlada: absorben un 30% de la lluvia, evitando inundaciones.
Oxígeno extra: apenas 1,5 m² de césped producen el oxígeno anual que necesita una persona.
Y como bonus: revalorizan la propiedad y prolongan la vida útil del techo.
Armar una terraza verde es como preparar una maceta a escala gigante. Primero, la base: una impermeabilización sólida. Luego, capas que protegen, drenan y sostienen al sustrato. Encima, la vegetación elegida, que puede ser césped, plantas silvestres o especies de bajo mantenimiento.

Un dato interesante: algunas terrazas ya usan leca plástica hecha 100% con material reciclado. Ligera y duradera, es una manera de sumar sustentabilidad desde los cimientos.
Buenos Aires, una ciudad con sed de verde
La OMS recomienda entre 10 y 12 m² de espacios verdes por habitante. En la Ciudad de Buenos Aires apenas alcanzamos los 5,5 m². En este escenario, las terrazas verdes aparecen como una respuesta concreta: sumar naturaleza sin necesidad de restar espacio construido.
Lo primero es pensar en el futuro. Cuanto antes armes tu terraza verde, más prolongás la vida útil del techo y menos gastos tendrás en reparaciones. Además, tu propiedad gana valor y metros aprovechables.
La elección de la vegetación también es clave. Un césped silvestre, por ejemplo, puede multiplicar por diez la superficie de hojas y con ello la capacidad de producir oxígeno. Ese detalle hace una gran diferencia tanto en el rendimiento ambiental como en el aspecto estético.

Por último, no descuides los bordes. Colocar materiales drenantes en los perímetros permite que el agua de lluvia escurra sin problemas y evita que las paredes sufran daños con el tiempo. Un detalle pequeño que marca la diferencia en la durabilidad del sistema.
			








    	






