Amamos las orquídeas. Pero sabemos que esta planta codiciada tiene mala prensa. Por eso acudimos a los consejos de una experta, Yuki de Ogata Orquídeas, para compartirte todos sus secretos.
Todo sobre orquídeas, by Yuki de Ogata Orquídeas
Muchísima gente arranca en el mundo de la jardinería con una orquídea. Son atractivas, elegantes, tienen ese “algo especial”. Pero también requieren entender algunas claves.
“No son más fáciles ni más difíciles que otras plantas: son especiales. Para cuidarlas bien, lo más importante es saber qué tipo de orquídea tenemos“, comienza explicando Yuki.


“El primer paso es identificar el género. No todas las orquídeas se cuidan igual. Dentro de cada género hay variedades, especies y requerimientos específicos. Podemos hacer una primera gran división entre orquídeas de interior y de exterior. La mayoría son epífitas, es decir, no necesitan sustrato para sobrevivir. También hay orquídeas terrestres y litófitas, que crecen sobre piedras. Las más comunes tienen origen epífito, y eso determina el tipo de cultivo que necesitan. Además, el lugar de origen de la planta define el rango de temperaturas que tolera, tanto mínimas como máximas“, agrega la experta.
En Buenos Aires, por ejemplo, las orquídeas de interior más populares son las Phalaenopsis, también conocidas como orquídeas mariposa. Entre las de exterior encontramos Cymbidium, Dendrobium y muchas otras“, remarca Yuki.
Y agrega que algunas de estas orquídeas de exterior también son epífitas, y otras requieren macetas, como los Cymbidium. “La clave está en entender qué condiciones de luz, temperatura y humedad necesita cada una. Más que pensar en el tipo de envase o el formato de cultivo, lo que realmente importa es conocer los requisitos específicos de esa variedad“, asegura.
Ahora adentrémosnos en un hipotético caso: te regalan una orquídea con flor, la flor se cae, queda la hoja… y no vuelve a florecer. ¿Qué pasó? “Para responder esto, hay que entender el ciclo de floración. Por ejemplo, si te regalan un Cymbidium con flor entre mayo y octubre, esa es su época de floración natural”, explica la experta.
Esos híbridos que se comercializan deberían volver a florecer más o menos en la misma época del año siguiente. Pero no se trata solo de esperar: hay que observar la planta.
“Hay que mirar de qué pseudobulbo salió la vara floral, cuántas hojas tenía, cuál era su grosor. Luego, la planta debería generar un pseudobulbo nuevo. Durante el año, ese pseudobulbo tiene que crecer hasta alcanzar el tamaño del anterior. Si eso sucede, y además logramos exponer a la planta a una amplitud térmica (una diferencia de temperatura entre el día y la noche de al menos 10 grados) hacia el final del verano, entonces existe la posibilidad de que ese pseudobulbo nuevo genere una yema floral. Esa inducción debe durar al menos 20 días consecutivos. Es por eso que, en verano, recomendamos regar por la noche con agua fresca, incluso se pueden usar recursos como colocarle un cubito. En lugares donde no se produce naturalmente esa amplitud térmica, estas técnicas ayudan a simularla”, detalla Yuki sobre el ciclo de esta planta.
Algo importante: en el bulbo original, por lo general, ninguna orquídea vuelve a florecer. Por eso es tan importante el crecimiento vegetativo. Una orquídea que crece bien, con pseudobulbos nuevos y sanos, tiene posibilidades reales de florecer más adelante.
A veces, durante los primeros años, no florecen porque se están adaptando. “Las orquídeas tienen un ritmo más lento que otras plantas. Vienen de viveros de producción donde las condiciones son controladas y óptimas, pero al llegar a un hogar, necesitan tiempo para ajustarse al nuevo entorno. Si tu planta crece, tiene raíces sanas y sigue generando nuevos pseudobulbos, con el tiempo se va a adaptar y va a florecer. Pero hay que saber esperar. Esto es, también, un poco de paciencia“, concluye la experta.
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