Cuando suben las temperaturas y la huerta entra en modo crecimiento pleno, también llegan las visitas indeseadas. La mosca blanca es una de las plagas que encuentran en las hojas tiernas un verdadero festín. En ese escenario, prevenir y controlar sin romper el equilibrio es clave.
Durante nuestra visita a Huerta Orgánica BA (@huertaorganica.ba), charlamos sobre uno de los recursos más usados en manejo agroecológico y escuchamos una frase que resume su importancia: “Estos los utilizo mucho en primavera verano.”
Las trampas cromáticas no son un invento nuevo pero siguen siendo una de las herramientas más nobles, accesibles y efectivas para acompañar el control de plagas.
Qué es una trampa cromática
El principio es simple: algunos insectos, como la mosca blanca, se sienten fuertemente atraídos por determinados colores. En este caso, el amarillo es el más efectivo. La trampa aprovecha esa atracción visual para que el insecto se acerque y quede retenido.
En primavera y verano, cuando la huerta explota de brotes nuevos y hojas tiernas, esta herramienta se vuelve especialmente útil. No elimina la plaga por completo, pero ayuda a bajar la presión y a mantenerla a raya.
Qué hacer cuando aparece la mosca blanca
Cuando la mosca blanca ya está instalada en alguna planta, hay dos acciones concretas que conviene hacer al mismo tiempo.
La primera es colocar trampas cromáticas cerca del lugar donde está la plaga. No se trata de llenar toda la huerta de carteles amarillos, sino de ubicarlos estratégicamente, lo más cerca posible del foco donde se detecta el problema.
Estas trampas se pintan con aceite de resina que deja una superficie pegajosa. La mosca blanca se ve atraída por el amarillo, se posa y queda pegada. De esta manera se reduce la cantidad de insectos adultos circulando y reproduciéndose.
La segunda acción es complementar ese control con aplicaciones de jabón potásico directamente sobre la mosca blanca presente en la planta. Mientras la trampa actúa sobre los insectos voladores, el jabón trabaja sobre los que están en hojas y tallos. Juntas, estas dos prácticas se potencian y hacen el control mucho más efectivo.


Cómo preparar una trampa cromática casera
La trampa puede hacerse de forma muy simple. Se puede usar cartón plastificado, plástico rígido o placas recicladas que resistan el sol y la humedad. El color amarillo tiene que ser bien visible.
Sobre esa superficie se aplica aceite de resina, que genera ese pequeño pegote necesario para que el insecto quede adherido. No hace falta poner de más: una capa pareja es suficiente.
Una vez lista, se coloca cerca de la planta afectada, a la altura del follaje, evitando zonas donde pueda atraer insectos benéficos lejos del foco de la plaga.
Por qué es tan usada en huertas agroecológicas
– No utiliza químicos
– No genera resistencia
– Es económica y reutilizable
– Permite monitorear el nivel de plaga
– Acompaña el equilibrio del sistema
Observar antes que combatir
La trampa cromática no es una solución mágica, pero sí una aliada fundamental. Bien ubicada, bien preparada y combinada con jabón potásico, se convierte en una herramienta simple, efectiva y coherente con una huerta viva.
Fotos: Pinterest.

















