Si estás pensando en instalar un sistema de riego eficiente en tu jardín, esta nota te va a interesar, y mucho.
Esta alternativa está ganando terreno y se posiciona como la aliada perfecta para mantener tu jardín hidratado e impecable, sin derrochar ni una gota de agua.
Sistema de riego eficiente, ¿por qué es tendencia?
Los sistemas de riego inteligente (como muchos también lo llaman) combinan eficiencia y sostenibilidad. Al ser programables, optimizan el uso del agua, lo que significa un ahorro significativo, además de cuidar tus plantas con la cantidad exacta que necesitan.
También, al ser automatizados, ahorran tiempo y esfuerzo, haciendo que tu jardín se mantenga saludable sin complicarte tanto. Y en un mundo cada vez más enfocado en el ahorro y la eficiencia, esta alternativa se está ganando el corazón de los jardineros modernos.
IMPORTANTE: a la hora de instalar un sistema de riego inteligente, te recomendamos siempre asesorarte con un profesional para evaluar las necesidades específicas de tu jardín.
La guía para instalarlo
1. Definí el tipo de riego que necesita tu jardín
Lo primero es elegir el tipo de riego que mejor se adapte a las necesidades de tu jardín. Acá entran en juego tres opciones principales:
- Riego por goteo. Ideal para plantas como arbustos, flores o hortalizas. Este sistema entrega agua directamente a las raíces de cada planta, evitando que se pierda por evaporación.
- Riego por aspersión. Perfecto para césped y áreas más grandes. Simula la lluvia y cubre una mayor extensión, pero hay que tener cuidado con la cantidad de agua para evitar encharcamientos.
- Riego subterráneo. Este tipo de riego está diseñado para jardines con mucho césped o árboles grandes. Se instala debajo del suelo, asegurando que el agua llegue directamente a las raíces sin perderse por la superficie.
2. Planificá el sistema
Para que el riego sea eficiente, es clave planificar bien cómo vas a distribuir el agua. Pensá en las zonas del jardín que necesitan más agua y en las que menos.
De esta manera dividís el área en sectores y asignás un tipo de riego a cada uno. Ejemplo: las zonas con césped pueden ir con aspersores, mientras que las plantas en macetas o huertas con riego por goteo.
3. Instalá los componentes
Una vez que tengas el diseño claro, es momento de poner manos a la obra. Los componentes principales que vas a necesitar son:
- Tuberías. Asegurate de que sean de muy buena calidad para evitar fugas.
- Válvulas de control. Son fundamentales para regular el flujo de agua en cada sector del jardín.
- Filtros. Imprescindibles para evitar que el sistema se obstruya por residuos o impurezas.
- Aspersores o goteros. Dependiendo del tipo de riego que elijas los vas a instalar en las zonas correspondientes, asegurándote de que cubran bien el área.
- Temporizador. Un extra que suma mucho, ya que evitará que riegues en exceso y desperdicies agua.
4. Ajustá la programación del riego
Lo bueno de los sistemas modernos es que podés programarlos para que se enciendan y apaguen automáticamente. Así te olvidas del riego manual y garantizás que tus plantas reciban la cantidad exacta de agua en el momento adecuado.
5. Mantenimiento regular
Aunque un sistema de riego es de bajo mantenimiento, es importante revisarlo periódicamente. Asegurate de que no haya obstrucciones en los goteros, que los aspersores estén funcionando correctamente y que las tuberías no tengan fugas.
Un mantenimiento constante te ayudará a que tu sistema de riego se mantenga eficiente a lo largo del tiempo.


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