Estamos en invierno y una cita obligada, si sos fan de las rosas, es darte una vuelta por El Rosedal, porque justo para esta época invita a toda la comunidad, de martes a viernes de 13 a 17 horas, a retirar esos pedacitos de estacas, donde podrás recibir explicaciones y hasta el nombre de la estaca que te estés llevando.
De modo que podrás clonar las rosas del emblemático parque y así tener un pedacito de El Rosedal en el jardín o entrada de tu casa. Hay tiempo hasta el 23 de julio para hacerlo. ¡Aprovechá!
En De Raiz volvimos a este bello parque y además de llevarnos algunas estacas quisimos resolver una duda existencial: ¿Cómo se mantiene un jardín tan grande como El Rosedal que cuenta con más de 18.000 rosas entre otras plantas y flores? Allí fuimos con el equipo, para conocer el detrás de escena de tanta belleza.
“Somos un grupo de 14 personas y estamos todo el día laburando para dejar esto impecable. Hacemos un mantenimiento muy fino para que se luzca”, dijo a De Raíz Federico Serraino, encargado de mantenimiento de El Rosedal de Palermo.
“El parque siempre tiene personal trabajando. Cuando llego a la mañana organizo el día de trabajo. Hay días en que hay más laburo de corte y de césped y otros en que hay que hidro lavar todas las instalaciones”, agregó el ingeniero agrónomo especializado en forestación.
Una tarea que se hace de modo diario, según indicó Serraino, es la limpieza de mobiliario, bancos y carteles, y además hay un grupo exclusivo de cuatro jardineros que se encargan de la poda de formación y poda invernal.
Todos los meses de julio cuando empieza la época de la poda, los vecinos y turistas se acercan a los jardineros para recibir flores o las estacas a partir de las cuales se pueden reproducir nuevas especies. De esta manera, en invierno los rosales florecen sanos y fuertes para alcanzar el máximo punto de desarrollo en octubre.
“Cuando estamos podando o entregando estacas, la gente se acerca y pide algún consejo. Al año siguiente vienen y te dicen que les sirvió y te muestran fotos, o talvez te comentan que fracasaron con las estacas y desean repetir el proceso, pero en general son agradecidos. Que puedan venir y llevarse un pedacito de Rosedal es muchísimo. Ellos te devuelven esa energía para seguir mejorando”, manifestó.
Cuando Serraino comenzó en este trabajo recordó que la idea principal era que todos supieran hacer de todo. “Que un jardinero que corta el pasto pueda también soplar, hidrolavar, perfilar, sacar malezas y hacer canteros. Este es un grupo bastante uniforme en cuanto a las tareas que hacemos”, comentó.
Serraino indicó que una actividad que realizan durante todo el año son las llamadas podas de limpieza, es decir, se cortan las flores que se están marchitando para que la planta no gaste energía en producir las semillas y se favorezca la floración.
En cuanto a las aplicaciones de productos químicos en El Rosedal, el agrónomo aclaró: “No es que fumigamos por fumigar. Hay un monitoreo permanente donde se observa cómo están las plantas, se hace un recuento de plagas y en base a eso se toman medidas. Se trata de ser consientes en el uso de productos químicos, por ende aplicamos sólo si la planta lo necesita. Minimizamos aplicaciones y lo mismo con la fertilización; la hacemos siempre y cuando veamos síntomas de deficiencia nutricional”.
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Situado en el corazón del Parque Tres de Febrero, el Rosedal tiene un diseño muy particular realizado por el paisajista Carlos Thays, el mismo que construyó el Jardín Botánico, el Parque Avellaneda y el Parque Lezama, entre otros. Luego, lo terminó su discípulo Benito Carrasco en 1914.
“El diseño que hicieron ambos es espectacular; si uno tiene la oportunidad de verlo por arriba y observar su figura geométrica, notará que su simetría es increíble, y de hecho ese diseño se sigue respetando”, concluyó Serraino.
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