Amor en pandemia y producción sustentable, un combo imparable para dos jóvenes del interior que buscaron un “cable a tierra”, pero en agua. Fuerza Natural llaman a su emprendimiento hidropónico en el que producen lechuga bajo este sistema. Son nuevos en el tema pero pareciera que la tenacidad, la estructura y la ambición, los guían por el buen camino.
El establecimiento está ubicado en el interior de la provincia de Buenos Aires, a 5Km de Piedritas, sobre la Ruta 33, en un predio que les cedió el padre de uno de los promotores de este proyecto, allí en 300 metros cuadrados armaron los invernaderos, con sus propias manos armaron las instalaciones y comenzaron después de 7 meses.
Ellos son Leticia Chapado y Alexis Gualpa, ella es de Piedritas, él de Victorica, ella contadora y él abogado, ambos tienen 27 años. Comenzaron su relación poco antes del aislamiento, y en busca de aire libre, despejarse y contacto con la naturaleza. encontraron en la producción hidropónica lo verde, el crecimiento y la vida sana.
“Yo soy más estructurada y el más ambicioso”, reveló Leticia a De Raíz, quien contó que este no fue su primer proyecto. “Antes de la pandemia vendíamos ropa usada con moda sustentable y bolsas reutilizables, en La Pampa”, donde trabajaban y convivían, “pero nos agarró la pandemia y no pudimos seguir”.
“Lo que nos pasó es que queríamos un cable a tierra, naturaleza, estar con las plantas. Porque trabajábamos mucho y me empezó a llamar la atención. No somos vegetarianos, nos gusta comer sano –aclaró-. Así que estudiamos mucho del tema, hicimos muchos cursos online, recorrimos algunos proyectos en Neuquén y Buenos Aires, y lo encaramos”, así nació Fuerza Natural.
“Escuchar correr el agua, el sonido de la naturaleza. Trabajar aquí es otro mundo. Ambiente y lugar de trabajo es calidad de vida”, reflexionó Laticia, quien vivía con Alexis en Santa Rosa, La Pampa, y se mudaron en plena pandemia a la localidad de la que es oriunda en búsqueda de este objetivo.
¿Por qué hidroponía?
En su entrevista con De Raíz, contaron que decidieron hacerlo hidropónico porque se obtiene una calidad que no te la da la tierra. Usan elementos e insumos naturales, insecticidas ecológicos, lo que permite consumir el alimento a la hora de haberlos utilizado.
El en invernadero tienen el piso recubierto. Las mesas están a un metro del suelo, de esa manera cortan el ciclo de vida a los insectos que pueden llegar a tener las plantas.
Todos los días se tiene que ver el tanque de agua, ver cómo está la solución, el PH, la conductividad, acomodarlo, porque cambia en las mañanas y en las tardes, y lo ideal es que sea constante para que la planta no sufra estrés y crezca con mayor calidad.
Comenzaron con lechuga “porque es uno de los alimentos que dentro de los que más de vende, es uno de los más fáciles de producir y hacer la solución nutritiva”, comentaron los emprendedores. Ahora estamos produciendo menta y orégano porque nos sirven como aromáticas para ahuyentar insectos, y también empezamos a hacer pruebas con rúcula”.
Mercado de lechuga
A largo plazo “tenemos pensado agrandarnos con dos invernaderos más e intentar entrar con la acelga, rúcala y albaca. Y a futuro pobra tomate, que al tener otras características lo pensamos como algo muy a largo plazo”, agregó.
Actualmente están vendiendo en Piedritas, Bunge y General Villegas. Cosechan y distribuyen ellos. Están analizando incorporar una persona que pueda encargarse de la cosecha para ellos poder seguir con la distribución.
¿Cómo se materializó Fuerza Natural?
Se prepararon con muchos cursos con especialistas de Córdoba, Bariloche, entre otros. Y recorrieron invernaderos en Neuquén, Buenos Aires, y en Tres Lomas. El hermano de Leticia es ingeniero agrónomo, quien los asesora con la nutrición de las plantas.
“Estuvimos 7 meses armando las instalaciones. Si bien compramos los caños y lo instalaron profesionales, nosotros hicimos las mesas y el resto. De a poco fuimos observando cómo se hacía, dónde podíamos ubicarlos, y lo armamos”, comentó Chapado.
“La inversión es muy alta pero es sostenible en el tiempo. Si bien se recupera en un año o año y medio, el invernadero dura 30 años y los plásticos hay que cambiarlos con el paso de tres años –por lo que nos fueron diciendo-, con lo cual la inversión es alta y la rentabilidad es buena como para mantenerlo”, continuó.
Sabores
En cuanto al sabor es otra calidad de la producción. La comercializan viva, con la raíz, húmeda. Saca plantas del caño y la llevamos al mercado. Con lo cual se consume un producto fresco recién cosechado. “Vamos probando diferentes tipos: hicimos crespa, ahora con hoja morada, mentecosa, hoja de roble. Vamos probando cuáles gustan más en el mercado para ir incorporando”, detalló Leticia.
El tiempo de producción:
Hoy tienen una mesa de germinación en donde colocan la producción por 2 semanas, luego pasan 4 semanas a los caños, y de allí se cosechan. “Armamos un circuito dividido en 4, así cuando cosechamos al otro día se colocan nuevas para tener día a día cosecha”