De referentes del paisajismo trata el artículo de hoy. Los hay muy variados: locales e internacionales, estructurados o deconstruidos, soñadores, sustentables y amantes de la naturaleza. Aquí ofrecemos un pequeño semblante de Piet Oudolf, el holandés pionero en el movimiento sostenible de la jardinería.
The Wall Street Journal lo apodó la estrella del rock de los paisajistas, es que con sus 78 años tiene en su haber diseños de reconocidos jardines como Lurie Garden, dentro del Millennium Park de Chicago; The Battery, en Nueva York; o el Royal Horticultural Society de Inglaterra; el jardín botánico de Toronto, el pabellón de Londres y “Giardino delle vergini” en la XII Bienal de Arquitectura de Venecia. Esto junto a la realización de documentales y la edición de dos libros, lo llevó a ser reconocido con más de 20 importantes galardones internacionales.
Comenzó su práctica de diseño de jardines y paisajes con su esposa Anja en 1976 en Haarlem. Mudanza de por medio en 1982, ya en Hummelo en la parte este de los Países Bajos comenzaron un vivero de plantas perennes raras y difíciles de encontrar inusuales pero dignas de un jardín.
Es así que luego de haber estudiado cada una de las especies, diseñó su mayor obra: el jardín que rodea su casa, donde demuestra que su trabajo va mucho más allá de crear una composición bonita.
A finales de los 80, empezó a cuestionar la jardinería paisajística tradicional porque, en su opinión, era demasiado decorativa y consumía muchos recursos y mano de obra.
Sus proyectos comenzaron utilizando plantas perennes, a menudo plantas auto regenerativas, arbustos y flores silvestres que durante mucho tiempo habían sido ignoradas como plantas de jardín, y también comenzaron a organizarlas de una manera poco convencional.
Los jardines new perennial constituyen la especialidad de la pareja que consiste en desplegar aquellas especies resistentes durante las cuatro estaciones. De esta manera se generan diferentes puntos de vista a lo largo de la vida natural de cada planta, tomando en cuenta el cambio en el color, el follaje y las flores.
Sus ideas poco convencionales incluso hoy en día, tienen más que ver con la estructura y la forma, y dejan de lado el color. ¿Puede, entonces, un paisajista no prestar atención a la paleta cromática de la naturaleza? Por supuesto. A Oudolf le interesan mucho más los tonos marrones y grises que el azul o el rosa de una flor. O, lo que es lo mismo, para Oudolf es igual (o más) interesante un jardín durante el otoño y el invierno, y no cree en lugares que hayan sido concebidos para ser contemplados únicamente en primavera.
“En otoño no esperes nada que no sea la muerte”, explica en el documental Five Seasons: The Gardens of Piet Oudolf (Tom Piper, 2017). Su teoría cobra todo el sentido si pensamos en los jardines como un elemento vivo y una prolongación de nuestra condición cambiante.
En el ciclo de la vida existe el nacimiento y la muerte, y en el paisaje ocurre (o debería ocurrir) lo mismo. Ese es el matiz por el que sus jardines parecen poseer una cualidad hipnótica a la que es difícil escapar. “Cuanto más tiempo estás aquí, más ves y más sientes”, explica en el documental.
La detallada investigación científica de Oudolf, sin embargo, le ha servido para saber con precisión no solo cómo se comporta cada planta sino también cómo se relaciona con las demás, haciendo que el conjunto funcione durante los 12 meses del año.
Por ejemplo, el mismo cardo que da una flor azul durante el verano, cuando se cae, deja una cabeza perforada, que después también se cae… y así sucesivamente hasta completar un bello ciclo que forma parte, inevitablemente, de nuestra necesidad emocional. Porque se trata de percibir la belleza de la floración pero también de la descomposición.
Precisamente esta obsesión por el ciclo natural de las plantas es lo que ha convertido a Oudolf en un referente en el movimiento de plantación basado en la ecología. Para lograr que su obra sea lo más semejante a la naturaleza salvaje, el holandés no crea elementos decorativos, sino composiciones en constante proceso, mediante la mezcla de una base de plantas perennes con una segunda capa de especies caducas, todas ellas emplazadas sobre sustratos orgánicos.
El objetivo es conseguir la permanencia de una parte del espacio y el autosembrado del resto, para que jardines como el de Vlinderhof se gestionen con la colaboración ciudadana y permanezcan inalterables durante muchos años. Una bellísima contribución al medioambiente y a la estética de diferentes ciudades.
Fuente: www.oudolf.com y www.thepraxisjournal.com/el-arte-del-paisajismo-de-piet-oudolf
Me siento muy emocionada, recién comienzo a adentrarme en el mundo del paisajismo y me llena de alegría. Me conmueve la forma en la que Piet Oudolf describe las plantas y su ciclo.
Me interesa continuar aprendiendo, gracias por la pasión que le imprimen a su trabajo.
wow, que lindo mensaje! es muy lindo encontrarnos con estos lectores, lo hacemos para inspirar y que todos podamos aprender sobre esta pasiñon que nos une! bienvenida!