En la ciudad, en el campo, en casa, en el vecindario y en las plazas la presencia de los arboles hace que cada espacio sea vistoso, lindo y sustentable. ¿Cuánto sabemos de la plantación de ellos y la importancia para el medio ambiente?
Hace unos días se llevó a cabo la primera jornada de Arboricultura que organizó la Asociación Nacional de Arboricultura (ANA) y la Asociación Argentina de Ingeniería agronómica (FADIA), con el objetivo de saber en qué estado actual está el conocimiento de la temática en la sociedad y abordarlo desde lo educativo y profesional.
Carlos Anaya, presidente de de ANA contó a De Raíz algunos detalles del encuentro virtual.
“Fue muy positiva. La idea fue evaluar en qué situación está la arboricultura en nuestro país. Problemas que enfrenta el técnico en las distintas ciudades. Acompañado por talleres: educación, gestión, cambio climático”, comentó Anaya.
“Hay un desconocimiento generalizado respecto a la importancia que tiene el árbol urbano, de la ciudad. Normalmente si se consulta a un vecino porqué se plantan los árboles en la ciudad, responden porque son estéticos, lindos, paisajismo, o me dan sombra. Pero el árbol es mucho más que eso: ayuda a mitigar los efectos del cambio climático”, agregó.
Frente a lo que está pasando: el aumento de la isla de calor, de la temperatura, el dióxido de carbono que emanan las fuentes móviles, “el árbol lo absorbe e incorpora a su estructura lo almacena. Son mecanismos que tiene el árbol que beneficia al ambiente”, relató el presidente de ANA.
Anaya planteó que el problema que tiene la arboricultura en nuestro país y la región es que no es una disciplina con educación formal. No hay institución educativa donde se pueda abordar la temática, si talleres, materias, pero es muy amplia y lo actual te da generalidades, no te da particularidad de lo que es el manejo del árbol.
Durante la jornada se fijaron las posiciones de la actividad tendiente a profesionalizarla. Ver la posibilidad de interactuar con las universidades, para ver si se puede generar una carrera y nuevos profesionales que puedan mantener arboles grandes, sanos, sustentables y sin riesgos.
Por su parte, Octavio Perez Pardo, presidente de FADIA, contó que se firmóun convenio marco de cooperación con ANA en marco a la importancia que tienen los árboles y el bosque urbano en cuanto a los beneficios que aportan, no solo desde lo paisajístico sino desde lo económico, lo social, lo ambiental.
FADIA nuclea los colegios y consejos profesionales en 19 provincias, y 25mil ingenieros agrónomos de la argentina.
“Hoy tenemos ingenieros relacionados al desarrollo de jardines verticales en grandes ciudades, de huertas y de producciones agroecológicas. Vemos que es necesario que haya un enfoque claro del rol del ingeniero en el sector rural y en el urbano. Es un área a trabajar dentro de las facultades”, sostuvo Perez Pardo.
Y agregó, “uno de los objetivos es desarrollar actividades específicas de cooperación mutua e intercambio de información científica y tecnológica desarrollando nuevos conocimientos, capacitación sobre uso sustentable de recursos y nuevas tecnologías en este campo”.
Arbolado autóctono y exótico
El arbolado está comprendido tanto por el privado como por el público. Dentro del público está el de alineación y el de los espacios verdes: plazas y parques.
Cuando es el de alineación, se aconseja plantar el árbol correcto en el sitio correcto. Hay que tener cuidado cuando se habla de nativo, hay que diferenciar zonas y provincias.
Hay un concepto que es “arboles grandes generan beneficios grandes, arboles chicos generan beneficios chicos”, entonces si por ejemplo hay que hacer una plantación en una avenida “lo importante no es si es nativo o exótico, sino los beneficios que puede dar esa especie”, recomendó Anaya.
“Los árboles son los dos. No hay que entrar en esa dicotomía, los árboles son árboles y no tienen patria”, agregó.
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