En 2025, el Rosewood Amsterdam fue reconocido como “Mejor hotel de lujo del mundo” por Robb Report. Inaugurado en el antiguo Palacio de Justicia del siglo XVII —un ícono monumental en el barrio de canales declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO—, el hotel combina historia, diseño contemporáneo y experiencias sensoriales que van más allá del alojamiento. Desde los interiores diseñados por Studio Piet Boon hasta las ventanas que se abren al canal, todo en este espacio está pensado para contar un relato vivo de la ciudad, sus raíces y su capacidad de renovarse.
En el centro arquitectónico del hotel crece De Tuin, el jardín interior diseñado por Piet Oudolf, referente mundial del Nuevo Naturalismo y creador de la célebre High Line de Nueva York. Fiel a su filosofía de que “un jardín no es un cuadro, es un sentir”, Oudolf planteó un espacio que cambia con las estaciones y se vive con todos los sentidos. No es un decorado, sino un organismo vivo que evoluciona con el tiempo y regala a cada visitante una versión distinta de su belleza.
El diseño se despliega como un paisaje abierto y en movimiento: senderos que invitan a recorrerlo lentamente, borduras densas de gramíneas y perennes que se mecen con el viento, y rincones pensados como pequeñas salas verdes donde detenerse y observar. Las plantas elegidas —echináceas, salvias, rudbeckias, stipas y helechos, entre muchas otras— aportan textura, color y estructura a lo largo del año. En primavera estallan los colores vibrantes; en verano, el follaje refresca y ofrece sombra; en otoño, las tonalidades cálidas envuelven el patio; y en invierno, las siluetas secas se convierten en esculturas vivas.
Más allá de la estética, De Tuin es un espacio para reconectar. Las visitas guiadas invitan a percibir sonidos, luces y ritmos íntimos de la naturaleza: el roce del viento en las gramíneas, el vuelo de una mariposa, el zumbido de una abeja que poliniza. Cada ventana del hotel funciona como un marco vivo hacia el jardín, un diálogo constante entre lo construido y lo orgánico. De día, la luz natural se filtra entre las hojas; de noche, una iluminación tenue realza las formas y convierte al jardín en una escenografía cambiante.

Este oasis urbano, diseñado con criterios de sostenibilidad y bajo impacto, no solo embellece el espacio: crea microclimas, atrae fauna y demuestra cómo los jardines pueden ser ecosistemas sensibles dentro de la ciudad. De Tuin es, en definitiva, la metáfora del propio Rosewood: raíces antiguas, trazos contemporáneos y una experiencia que florece desde lo esencial. Un recordatorio de que el verdadero lujo también puede ser detenerse, observar y sentir.
La conexión entre el jardín y la mesa también es protagonista. En el restaurante Eeuwen, el chef argentino Federico Heinzmann propone una cocina de raíz local con mirada global: productos de estación de los Países Bajos, técnicas aprendidas en Tokio y Seúl, y una sensibilidad que combina precisión con naturalidad. Su propuesta dialoga directamente con el jardín, llevando al plato la frescura, los ciclos y la belleza que Oudolf inspira en De Tuin.

Más que un hotel, Rosewood Amsterdam emociona con lo simple: un jardín que vive y cambia, una cocina que honra la tierra y un lujo que invita a bajar la velocidad y reconectar con lo esencial.