Ella es hija única, nació en Burzaco, provincia de Buenos Aires. Vivió en Mar del Plata, frente a la playa La Perla, ciudad que marcó sus comienzos junto a su madre con quien cantaba boleros al recorrer las costas.
En la siguiente entrevista en exclusiva para De Raíz podrás escuchar de su propia voz su historia, y comprender porqué hoy vive la naturaleza como un todo:
“Los recuerdos más hermosos están resumidos en Mar del Plata”, comentó Le Mehaute. Sin embargo esa es solo una etapa de su infancia, ya que luego al regresar tras la separación de sus padres, a Burzaco, fueron varios los hitos que fueron dejando huella en su pasado para construir lo que verdaderamente amaba: el paisajismo, la tierra, las plantas.
“Una de mis escuelas de aprendizaje para el fortalecimiento y ser una sobreviviente, fue manejar un kiosco junto a mi madre”, quien siempre le decía que visite a una tía paterna “Amelia”, porque iba a ser la heredera de alguna de sus propiedades. Pero, lo que no sabía Cristina en ese entonces, pero que hoy si sabe y reafirma, es que ella sería otra de las personas de las que tomaría una herencia implícita: el amor por las plantas.
“Mi tía siempre estaba con tierra en las manos, tenía dos jazmines en una de sus casas que inundaban de olor los espacios, y plantaba suculentas. Pero no lo hacía solo por plantar, ella lo hacía con cierta gracia y dedicación. De allí mi herencia familiar “mi profesión” desde los 8 o 9 años. Desde esa edad que me gusta plantar plantas”, narró la paisajista.
Terminado el secundario, luego de haber cerrado y vuelto a abrir sola el kiosco, comienza a estudiar publicidad, mientras vendía ropa usada, hacía encuestas, y atendía el kiosco.
Cuando tuvo que decidir una carrera universitaria, elige arquitectura. Al poco tiempo se dio cuenta que era una profesión de la cual disfrutaba pero no le costaba y no la llenaba del todo. Pensó en cambiar de carrera, por su conciencia del cuidado al medioambiente, y su atracción por la ecología, no le interesaba hacer una casa sino solo los espacios verdes. Así que se pasa a Biología.
El andinismo es otra de sus pasiones que despertó este amor por la naturaleza, Vale la pena escuchar la nota
Como llega a ser paisajista
Comenzó trabajando para una empresa cubriendo varios espacios como recepcionista, pero desarrollándose en las responsabilidades que en el momento se le otorgaban, telefonista, mensajera, etc. Hasta que un día, “le digo al dueño de poder hacer algo con unos canteros que veía todos los días y estaba descuidado”. Su empleador acepta y quedó maravillado, por lo que le propuso hacer el patio también. “Ese fue mi primer comienzo, a mis casi 20 años”, detalló Cristina.
Un día un empleado de la misma empresa le comenta que hay una persona que se hizo millonario por hacer lo que ella seguramente estaba haciendo gratis, así que con su ímpetu y decisión que la caracteriza se comunicó con el, y comenzó a hacer trabajos “que harían los hombres”, manejando diferentes equipos en distintos lugares relacionados al paisajismo.
Casi toda su vida trabajó de manera independiente, desde sus palabras muestra su amor por la vida en tránsito y en movimiento. Es así que aseguró: “Siento que es una profesión que me va a despedir a mi, con una pala en la mano.
No me imagino mi vida sin hacer un jardín. Defino a mi profesión como sustanciosa y me hace bien”.
Los próximos capítulos de su vida
Cristina, cumplió 70 y decidió darle un giro a su vida. Dejó la comodidad de su hogar, apartó pocos tesoros en un monoambiente en Capital (en donde transcurrió la entrevista) y a dónde vuelve cada vez menos. Se montó la vida en una motor home a la que le imprimió su impronta, antes aprendió a manejar. La mecha de Cris recorre nuestro hermoso país, su gente y sus paisajes, gracias a la redes nosotros viajamos con ella.
Esta entrevista se hizo en invierno del 2021, hoy un año despues Cris cuenta con una vida totalmente diferente. Tomamos el compromiso de encontrarnos con Cris y esta nota de su vida.. continuará.