Este octubre se celebró una nueva edición de la Exposición de Primavera de la Asociación Argentina de Rosicultura (AAR), uno de los eventos más esperados por los amantes de las flores. Bajo el lema “Un jardín en armonía”, la muestra volvió a reunir a expositores, cultivadores y aficionados de todo el país. Fueron 47 participantes y casi 400 muestras que llenaron de color y perfume las salas del encuentro.
La AAR, fundada en 1951, tiene como objetivo promover el cultivo y conocimiento de las rosas. Forma parte de la World Federation of Rose Societies, y desde hace más de siete décadas impulsa la educación, la investigación y la difusión de esta flor tan emblemática. Además de organizar talleres y cursos durante todo el año, realiza dos exposiciones anuales —una en otoño y otra en primavera— que son verdaderas celebraciones del trabajo y la pasión por las rosas.
Quien nos contó todos los detalles de esta edición fue Connie Moreno Quintana, florista y rosicultora con larga trayectoria en la Asociación, que participó activamente del armado y de la exposición.


“La verdad que era una emoción. Son muchas cosas que se te mueven. Estuve todo el día cortando, eligiendo, marcando las flores según el catálogo de exposición. Hay muchas categorías y dentro de cada una, muchísimas variantes”, nos contó Connie.
Durante la jornada, el trabajo fue intenso. Desde temprano, los expositores prepararon sus muestras: flores cortadas, ramas, floreros y arreglos de todo tipo. La presentación debía estar lista antes del paso del jurado, que evalúa cada ejemplar según su forma, color, apertura y estado general.



“Yo habré llevado unas cien o ciento veinte flores cortadas entre flores y ramas, y no llegué a exponer todas. Es un trabajo enorme, pero lo más lindo es el compañerismo. Hay mucho intercambio, todos nos ayudamos. Una expositora nueva me pidió consejo y después ganó dos primeros premios con la Copa de Excelencia. Fue emocionante.”
Además, en exclusiva para De Raíz, Connie compartió un video con las palabras de Verónica Weinstabl, presidenta de esta edición. En él, Verónica resume el espíritu de esta exposición que, año a año, mantiene viva la tradición de la rosicultura argentina.
El espíritu de esta exposición combina competencia y comunidad: se aprende, se comparte y se celebra la dedicación de quienes cultivan rosas durante todo el año. Connie obtuvo más de treinta premios, entre menciones y primeros puestos, además de tres copas especiales. Pero, como ella misma dice, “lo más valioso es estar, disfrutar y aprender de los demás”.
La AAR cuida cada detalle. El reglamento establece que las flores deben provenir del jardín del expositor y estar correctamente identificadas. No se permite follaje sumergido y los floreros deben ser transparentes. Son normas que garantizan una presentación prolija y justa para todos.
La exposición no sólo premia la calidad, sino también la constancia, el aprendizaje y la pasión por las rosas. Es un punto de encuentro entre generaciones: desde cultivadores con décadas de experiencia hasta quienes se animan a participar por primera vez.
¿Por qué importa esta exposición?
Porque permite ver la variedad y los avances en hibridación y presentación de rosas en Argentina: nuevos cultivares, diseños florales y colecciones.
Porque es un punto de encuentro entre rosicultores amateur y profesionales, donde se intercambian experiencias, técnicas y conocimiento.
Porque tiene un fuerte componente educativo y de difusión, no sólo para los expositores sino también para el público que asiste y se inspira.
Y porque contribuye al prestigio de la rosa como planta ornamental y a la visibilidad de su cultivo en jardines, parques y espacios de diseño.
















