Una célebre frase del escritor chileno Pablo Neruda dice: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. Y es cierto.
Ni aunque estemos en otoño olvidamos la fuerza y belleza visual que tiene esta estación en nuestras vidas, porque es un símbolo de reverdecer, rebrotar y renacer. Las flores también lo hacen, algunas todo el año pero otras con magnífica potencia en esa estación puntual del año. Muchas veces quisiéramos que durara mucho más que tres meses.
Muchas de las flores de primavera, son bulbosas y todas ellas se caracterizan por tener sus tallos limpios, ideales para arreglos florales. Marimonias, anémonas, junquillos, jacintos, narcisos, entre otras, con lo cual se vuelven ideales no sólo para diseños compactos sino también para diseños con transparencias, en vidrio. “Realmente son algo increíble”, asegura Maria Rosa Fuentes Rossi, quien sí sabe cómo festejar con flores todo el año, porque las conoce y las cultiva.
Estas especies se utilizan como ornamentales en parques y jardines o bien, como flores de corte; suelen perder su parte aérea durante las épocas desfavorables de crecimiento (el invierno o el verano, dependiendo de la especie) y permanecen en reposo gracias a las reservas almacenadas en sus bulbos. Cuando las condiciones estacionales vuelven a ser favorables, ahí explotan nuevamente con todo su esplendor.
Muchas de ellas resultan mágicas porque se plantan en otoño y florecen en primavera. El tulipán es considerado el rey de los bulbos, por ser el más extendido y utilizado en jardinería. Se puede cultivar en jardín o en maceta, como especie única o mezclado con otras bulbosas.
En esta cápsula donde hay más para ver que para contar, Rossi, profesional de la floricultura, docente e integrante de la Sociedad Argentina de Horticultura (SAH), nos acerca más a la naturaleza de las bulbosas: