Seguro alguna vez escuchaste hablar sobre los múltiples beneficios que ofrece la cúrcuma. Esta planta es una súper especia y alimento, y muchos expertos creen que puede llegar a tener más de 500 potenciales aplicaciones terapéuticas y preventivas. Sin embargo, dos de sus principales propiedades son que es antiséptica, antibacterial y anti-inflamatoria.
Ya sea en té, en polvo para saborizar diferentes comidas o fresca (en rizomas), la cúrcuma es muy consumida y al día de hoy se consagra como una de las especias más buscadas en tiendas naturistas.
Pero lo que pocas personas saben, es que se trata de una planta divina, con flores imponentes y muy decorativas. Como si eso fuera poco, también es relativamente fácil de cuidar y todos podemos cultivarla de forma en sencilla en una maceta.
Cómo cultivar cúrcuma (Curcuma longa) en maceta
Al igual que sucede con el jengibre, la cúrcuma se cultiva a partir de rizomas (esquejes de raíz) y no a través de semillas.
Por eso, para poder cultivar esta planta, lo único que necesitamos es una raíz sana, grandota y con tantas protuberancias (brotes) a los lados como sea posible.
Luego necesitamos una maceta de 35 a 45 cm por cada 15 a 20 cm de rizoma. Pero para empezar, te recomendamos hacer brotar los rizomas en recipientes más pequeños y luego trasplantarlos a macetas más grandes una vez que tenga algunas hojas y estén creciendo bien. Acá te explicamos cómo:
Paso 1. Corta los rizomas en secciones, con dos o tres yemas en cada sección.
Paso 2. Llená los semilleros o las macetas de 8 cm hasta la mitad con tierra de buena calidad y buen drenaje.
Paso 3. Colocá los trozos de rizoma sobre la tierra y cubrí con un poco más de sustrato.
Paso 4. Realizá un riego abundante y “envolvé” las macetas en bolsas de plástico transparentes para crear un efecto invernadero.
Paso 5. Colocá las macetas o semilleros en el lugar más cálido de tu casa (25 °C a 35 ºC es lo ideal). Caso contrario brotará más lento y los rizomas pueden incluso pudrirse en vez de brotar.
Cuestión de tiempo: cuándo cosechar
La cúrcuma estará lista para cosechar cuando las hojas y el tallo empiecen a ponerse marrones y secos, aproximadamente de 8 a 10 meses después de la siembra.
Para cosechar tenés que sacar las plantas (con la tierra y todo) y sacudir bien la tierra de los rizomas de cúrcuma fresca. Luego vas a cortar los tallos aproximadamente 2,5 cm por encima de la masa de rizomas y lavarlos bien.
Cómo almacenar cúrcuma
Tus rizomas se pueden mantener frescos en la heladera durante seis meses en una bolsa o recipiente hermético. También podés congelarlos para que duren más tiempo.
También puedes hacer tu propia cúrcuma en polvo. Sólo tenés que colocar los rizomas recién limpios en una olla y cubrirlos con agua, dejarlos hervir y cocinar a fuego lento hasta que puedas perforarlos fácilmente con un tenedor. Después vas a escurrirlos y frotar la piel con los dedos (opcional) y secarlos al sol hasta que estén quebradizos y se rompan fácilmente cuando intentes doblarlos. El último paso consiste en triturarlos en mortero y listo!
IMPORTANTE!! te recomendamos usar guantes al manipular los rizomas de cúrcuma, ya que pueden teñir las manos de color naranja brillante y es difícil de quitar.