Mercedes, Corrientes – Durante dos días, el corazón de Corrientes se convierte en un escenario de aprendizaje, inspiración y conexión, en una propuesta que fusiona naturaleza, diseño y comunidad como pocas veces se ha visto en el país.
Charlas, recorridas por jardines y espacios de intercambio dan vida a una experiencia única que no solo exalta la belleza del entorno, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre cómo habitamos y transformamos nuestros paisajes.
Uno de los momentos más destacados fue la disertación del reconocido biólogo y conservacionista Aníbal Fernando Parera, cuya trayectoria y compromiso con la biodiversidad lo han convertido en una voz autorizada en la materia.
Paisajes que cuentan historias
En su intervención, Parera compartió una mirada profunda sobre la conformación de los paisajes correntinos, poniendo especial énfasis en el rol que cumple la ganadería como fuente inesperada de conservación. “Una vaca que hace terneros de cría aporta por lo menos una hectárea de tierras conservadas”, afirmó, ejemplificando cómo ciertas prácticas productivas pueden, si se gestionan adecuadamente, integrarse al equilibrio ecológico.
Sin embargo, el foco de su charla giró en torno a las especies exóticas invasoras, un fenómeno que, según advirtió, está alterando de manera silenciosa y persistente los ecosistemas del litoral argentino.




“No todo bosque es vida”: la otra cara de la forestación
Con un lenguaje claro, directo y cargado de experiencias de campo, Parera alertó sobre la falta de control en la introducción de especies foráneas, tanto animales como vegetales. Desde castores traídos para producción de pieles en Tierra del Fuego, hasta el reciente caso del tulipanero africano (Spathodea campanulata), cuya floración atractiva esconde una amenazapara especies polinizadoras nativas como las abejas meliponas.
“Cuando una especie exótica prospera, lo hace por exceso. Y ese es el verdadero drama”, sostuvo, y agregó: “No hay un reemplazo exacto de piezas. Las especies exóticas invaden, desplazan y, muchas veces, alteran para siempre el equilibrio del ecosistema”.
Uno de los momentos más reflexivos de su presentación llegó cuando Parera desmitificó cierta narrativa habitual: “Acá te vas a encontrar con carteles que dicen ‘respire profundo, el bosque es vida’. Y la verdad es que eso no siempre es así. Ese bosque implantado muchas veces está desplazando al ecosistema natural. No soy antiforestación, pero no podemos disfrazar el impacto ambiental de poesía”.
Ordenamiento territorial: la gran deuda pendiente
La charla también sirvió como un llamado a la responsabilidad del Estado. Parera insistió en la necesidad urgente de un ordenamiento territorial claro y efectivo, capaz de definir límites concretos para la expansión de la forestación y proteger corredores naturales esenciales.
“Tenemos que saber hasta dónde forestar, hasta qué distancia de los ríos, de los bosques nativos… La forestación mueve la economía, es cierto. Pero el costo ambiental existe, y alguien tiene que pagarlo”, advirtió.



Una vida dedicada a la naturaleza
Aníbal Fernando Parera no habla desde el escritorio, sino desde una vida inmersa en los paisajes argentinos. Biólogo formado en la UBA, con pasos por Fundación Vida Silvestre, Aves Argentinas y Parques Nacionales, regresó a Corrientes en 2004 para diseñar un plan de gestión para los esteros del Iberá. Autor de publicaciones científicas y libros de divulgación como Los mamíferos de la Argentina y la región austral de Sudamérica, ha sido reconocido con premios nacionales e internacionales por su incansable labor en conservación.
Hoy, su voz resuena fuerte y clara en el Encuentro Nacional de Grupo Jardín, desafiándonos a repensar nuestra relación con el entorno y a interpretar el paisaje no como una decoración, sino como un sistema vivo que merece ser comprendido, protegido e integrado.