Hace unas semanas nos fuimos hasta el Congreso Nacional de Viveristas y ahí conocimos a los chicos de Devoplants. En su stand había un rincón que llamaba muchísimo la atención: plantas carnívoras de todos los colores y formas, que parecían salidas de otro planeta. Charlamos con Nahuel, que entre datos curiosos y muchas risas, nos abrió la puerta a este mundo tan raro como fascinante.
Una de las primeras que nos mostró fue la Sarracenia, una especie que desarrolla una suerte de jarra vertical. ¿La trampa? Muy sencilla: la planta produce néctar alrededor de la abertura para atraer insectos. Cuando estos se acercan, caen adentro del tubo… y ya no pueden salir. Unos pelitos internos que apuntan hacia abajo les impiden escapar. Después, la planta empieza la digestión con líquidos que descomponen a la presa para absorber los nutrientes. Como muchas de estas especies viven en suelos pobres, evolucionaron para alimentarse desde las hojas y no tanto desde las raíces. Por eso se las llama “carnívoras”.
¿Se pueden tener en casa?
Sí, y no son tan delicadas como muchos piensan. Nahuel recomienda tenerlas al aire libre, con al menos tres horas de sol directo por día. Cuanto más sol, mejor. Son muy resistentes, incluso al frío. De hecho, en invierno hibernan: se secan por completo y solo queda bajo tierra el rizoma, que en primavera vuelve a brotar con más fuerza.
Ese rizoma, que es como el “corazón” de la planta, permite reproducirla por división. Pero también pueden reproducirse por semilla, porque muchas de estas especies florecen. En el stand incluso vimos algunas en flor, lo que les da todavía más rareza y belleza.
La famosa Venus atrapamoscas
Si hablamos de carnívoras, es imposible no nombrar a la Dionaea muscipula, más conocida como Venus atrapamoscas. Es la más famosa, y tiene los mismos cuidados que la Sarracenia: mucho sol, exterior y paciencia durante el invierno, porque también entra en reposo. Un dato clave: no muere en los meses fríos. Solo se seca por fuera, pero sigue viva desde su base.

¿Qué cuidados necesitan?
Estas plantas vienen, en su mayoría, de humedales del sur de Estados Unidos, donde los suelos son pobres pero muy húmedos. Para imitar ese ambiente se usa un sustrato sin nutrientes, como turba con perlita, y se riegan por bandeja, es decir, desde abajo. Eso sí: nada de agua de la canilla. Lo ideal es usar agua de lluvia, destilada o de aire acondicionado.
Durante el invierno no necesitan cuidados especiales. Pueden quedarse afuera, incluso si hay heladas o nieve. Desde Devoplants nos contaron que tienen macetas en Cañuelas que pasaron inviernos enteros al aire libre, completamente congeladas… y en primavera brotaron como si nada.
Aquí el video en exclusiva para De Raíz
Y hay más…
Otra que nos llamó mucho la atención fue la Nepenthes, que en vez de jarras verticales tiene jarras colgantes. Al igual que las otras, produce néctar para atraer bichos, pero algunas variedades pueden llegar a crecer tanto que hasta capturan pequeños roedores (sí, leíste bien). Se cultivan en macetas grandes y, con el tiempo, se comportan como plantas trepadoras, desarrollando jarras a lo largo del tallo.
¿Hace falta darles de comer? Para nada. Ellas se las arreglan solas, atrayendo insectos con su néctar dulce. Pero si te divierte, podés tirarles una mosquita de vez en cuando. No se van a quejar.

Las plantas carnívoras generan curiosidad, asombro y a veces un poco de respeto, pero con un poco de información y el entorno adecuado, son fáciles de cuidar y un verdadero espectáculo. Una propuesta distinta para sumar al jardín, al balcón, o simplemente para conectar con la naturaleza desde otro lugar.