En un mundo cada vez más consciente de la necesidad de prácticas agrícolas sostenibles, los biofertilizantes surgieron como una solución innovadora y respetuosa con el medio ambiente. Pero, ¿qué son exactamente y por qué están cambiando la forma en que cultivamos nuestros alimentos?
En esta nota te contamos todo lo que tenés que saber: qué son, sus beneficios, cómo pueden transformar la agricultura moderna y tips para elaborar los tuyos.
Qué son los biofertilizantes
En simples palabras, los biofertilizantes son abonos orgánicos líquidos elaborados a partir de la fermentación de materiales orgánicos que incluyen organismos vivos y materia orgánica de origen animal.
A diferencia de los fertilizantes químicos, si se aplican correctamente no contaminan el ambiente y actúan sin ocasionar alteraciones dañinas para el suelo.
Además, la mayoría de los microorganismos vivos usados en estos fertilizantes ayudan a solubilizar el fósforo en el suelo y producen sustancias que estimulan el crecimiento de las plantas.
Beneficios
- Mejoran la fertilidad del suelo. Promueven una mejor estructura del suelo,aumentando su capacidad de retención de agua y nutrientes. Esto reduce la necesidad de fertilizantes químicos y mejora la salud general del suelo.
- Aumentan la biodiversidad del suelo. Al introducir microorganismos beneficiosos, los biofertilizantes fomentan un ecosistema más diverso en el suelo, lo que contribuye a una mayor resiliencia frente a enfermedades y plagas.
- Menor impacto ambiental. A diferencia de los fertilizantes químicos, los biofertilizantes tienen un menor impacto ambiental porque no contaminan las aguas subterráneas ni generan residuos tóxicos.
- Promueven el crecimiento saludable de las plantas. Al mejorar la disponibilidad de nutrientes y fortalecer el sistema radicular, ayudan a las plantas a crecer más saludables y resistentes.
Cómo preparar y aplicar biofertilizantes
Supermagro, bostol y fertilizante foliar son algunos de los biofertilizantes más conocidos. Acá te contamos cómo elaborarlos y aplicarlos de una manera muy simple, siguiendo los consejos de Alejandro Sequeira, investigador formado en Ciencias Biológicas.
- Bostol
El bostol es un biofertilizante elaborado a partir de estiércol. Se prepara mezclando 3kg de estiércol fresco en 20 lts de agua y se agrega: 1/2 taza de lechem 100 g de azúcar, 1 kg de ceniza, hojas de ortiga (puede ser manzanilla u otra hierba que crezca en el lugar) y se deja fermentar durante unos 20 o 30 días. Se recomienda revolver todos los días.
Y para regar el suelo con este preparado, se debe diluir 1 l de bostol en 4 o 10 lts de agua. Para pulverizar sobre las hojas, hay que diluir 1 lt de bostol en 3 lts de agua y colar antes de colocar en los pulverizadores.
- Fertilizante foliar
Elaborar este preparado de humus de lombriz es simple. Hay que diluir en un recipiente una quinta parte de vermicompost o humus de lombriz en cuatro quintas partes de agua y dejar en reposo durante una noche.
Para pulverizar directamente sobre las hojas, diluir nuevamente en una proporción de 1 lt de preparado en 10 lts de agua.
- Supermagro
Este biofertilizante se elabora a partir de estiércol de ganado lechero, sales minerales y otros aditivos.
Los especialistas uruguayos Alejandro Tarigo, Carlos Repetto y Diego Acosta se refieren al supermagro como un fertilizante líquido proveniente de un proceso de descomposición de la materia orgánica (animal o vegetal) a través de la fermentación anaeróbica (fermentación bacteriana sin la presencia de oxígeno), en medio líquido. El resultado de la fermentación es un residuo, utilizado como abono foliar, defensivo natural.
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