Nos encanta visitar viveros porque aprendemos desde cerca un montón de cosas del mundo de la jardinería. Y cuando fuimos al Vivero Yvira, aprendimos, entre otras cosas, a sembrar semillas de ceibo, la flor nacional de Argentina.
El tutorial del vivero Yvira: ¿Cómo sembrar semillas de ceibo?
El ceibo pertenece a la familia de las Leguminosas y, como buen leguminado, tiene semillas con una capa externa súper impermeable. Esto significa que, sin un tratamiento previo, la semilla no se hidrata y el proceso de germinación no arranca. Por eso es clave conocer algunos truquitos.
1. Un corte estratégico. Observá la semilla y fijate que tiene una especie de “cicatriz” (llamada hilo) por donde saldrá la raíz. Con mucho cuidado, recorta un extremo muy pequeño de la semilla. Esto permitirá que el agua penetre.
2. Hidratación. Coloca las semillas en un recipiente con agua y dejalas reposar 24 horas. Al día siguiente, vas a ver que están hinchadas y más grandes. Eso significa que se hidrataron correctamente.
3. Preparación del sustrato. Usá una bandeja de siembra con un sustrato bien suelto, idealmente una mezcla de perlita, turba y fertilizante. Colocá las semillas en la bandeja y cubrilas con 1 o 2 cm de tierra.
4. Riego y paciencia. Regá bien y llevá la bandeja a un lugar iluminado y protegido. En aproximadamente 7 a 10 días, vas a ver aparecer las primeras plantitas.
5. Momento de transplantar. ¿Cómo saber si la planta está lista? Cuando levantes la planta y las raíces sobresalgan de la tierra, es el momento ideal para trasplantarla. Para hacerlo, tenés que cortar las raíces sobrantes, aflojar el tubete con un palito y sacar la planta cuidadosamente. Una vez que la planta esté lista, pasa directamente a una maceta más grande y ahí comienza su crecimiento definitivo.
Ceibo: características, historia y curiosidades
El ceibo, también denominado seibo, seíbo o bucaré, es una especie característica de la formación denominada bosques en galería, originaria de América, especialmente de la Argentina (zona del Litoral), Uruguay (donde también es flor nacional), Brasil y Paraguay.
Crece en las riberas del Paraná y del Río de la Plata, aunque se la puede encontrar también en zonas cercanas a ríos, lagos y pantanos. Su madera, blanca amarillenta y muy blanda, se utiliza para fabricar artículos de peso reducido. Sus grandes flores de color rojo se utilizan para teñir telas, aunque por su vistosidad cumplen también una función ornamental, razón por la cual se la encuentra cultivada en paseos, parques y plazas.
Su nombre genérico es Erythrina, de origen griego (de la voz erythros que significa rojo). Su denominación específica es crista-galli, que en latín alude a la cresta del gallo, también por la semejanza de ésta con el color de las flores.
La altura oscila entre los 6 a 10 metros. De fuste tortuoso y poco desarrollado, su corteza es de color pardo grisáceo, muy gruesa y muy rugosa, con profundos surcos. Florece entre los meses de octubre hasta abril, en forma de inflorescencia arracimada.
La flor de ceibo fue declarada Flor Nacional Argentina por Decreto Nº 13.847 del 22 de diciembre de 1942. Previamente había sido seleccionada la magnolia, pero fue descartada por tratarse de una especie exótica, no autóctona de la Argentina.
La leyenda del ceibo
Cuenta la tradición oral que en las riberas del Paraná vivía una indiecita llamada Anahí. En las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños… Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos y su libertad.
Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián y huyó rápidamente a la selva.
El grito del moribundo carcelero despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería. Al rato la joven fue alcanzada por los conquistadores. Estos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que pareció no querer alargar sus llamas hacia ella. La doncella indígena, sin murmurar palabra, sufría en silencio con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.
Al amanecer los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes y flores rojas aterciopeladas en todo su esplendor, como símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.
Ficha botánica
- Familia: Fabáceas o Leguminosas.
- Nombre común: ceibo, seibo.
- Característica: árbol nativo.
- Altura: 4 a 8 metros.
- Diámetro: 5 a 6 metros.
- Forma de copa: extendida, tortuosa, aparasolada, ramas retorcidas con aguijones
- Follaje: hojas compuestas trifoliadas. Verde oscuro. Textura media. Denso. Caduco
- Floración: en primavera, verano y principios de otoño, las flores son rojo carmín, carnosas en racimos. Es la flor nacional de la Argentina.
- Frutos: legumbre subleñosa arqueada de 10 cm color castaño negruzca, persiste hasta fines de invierno.
- Propagación: semillas , gajos y estacas leñosas. La semilla tendrá mejor germinación si se desgasta con una lija fina y luego se deja en remojo 24 horas. Sembrar en primavera. Las estacas leñosas se toman en la época de reposo.
- Interacciones con aves: picaflores.
- Crecimiento y luz: rápido, prefiere el sol.
- Otras particularidades: es sensible a heladas, proteger el tronco los primeros años en zonas expuestas.
- Usos: parques y jardines, bordes de estanques y lagunas. Por su corteza rugosa puede ser soporte de plantas epífitas, como orquídeas
- Plagas y enfermedades: puede sufrir el ataque de roya o agalla del ceibo, causado por el hongo Ravenelia platensis. Se presenta como masas pulvurulentas de color castaño. Las agallas jóvenes tienen consistencia carnosa y los tumores viejos son leñosos. También ataque de pulgones, cochinillas y arañuelas rojas.